viernes, 27 de marzo de 2015

El Justiciero: El valor de la ética




Nos permitimos iniciar este análisis de la película El Justiciero (Donald Petrie, 2014) citando una definición de ética del ex rector de la Universidad Católica Andrés Bello, Pbro Luis Ugalde: “La ética nos habla de conciencia, de “deber ser” y de responsabilidad. La persona humana parece ser el único viviente en esta tierra que no tiene un código determinado por el instinto, sino que tiene una guía normativa interna de conducta, que libremente podrá ser seguida o no. No sólo es deber ser sino también motivación, sentido y amor que mueve y decide las actuaciones y conductas.

 “La ética en el fondo conecta el bien ajeno y el bien propio: “ama al prójimo como a ti mismo”. En la ética se encuentran el “yo” y los “otros” en el “nos-otros” donde el bien del otro es vivido como bien propio”. Efectivamente, nos encontramos ante una película de acción cuya trama o realidad trasciende y nos permite un análisis del comportamiento ético del individuo en cualquier tipo de organización social.

Empresas éticas 

Cuando nos referimos a una empresa en el contexto del siglo XXI,  su comportamiento ético se expresa a través de lo que se ha denominado “responsabilidad social empresarial” (Caroll), que abarca desde aspectos estrictamente económicos como la responsabilidad de maximizar las ventas y minimizar los costos en la producción de bienes o servicios, hasta las exigencias sociales y ecológicas; por ejemplo, el respeto a la dignidad de todas las personas, sean miembros o no de la empresa, así como de los derechos básicos que poseen. 

El concepto de justicia organizacional se refiere a las percepciones que los empleados tienen sobre lo que es justo y lo que es injusto dentro de las organizaciones a las que pertenecen (Omar, A. 2006). Algunos autores (Cohen-Charash y Spector, 2001; Greenberg, 2001) han resaltado que la justicia organizacional sufre la interferencia de los patrones culturales predominantes en cada país; es decir, los valores actúan como moduladores de las asociaciones entre las percepciones de justicia y las variables actitudinales y comportamentales presentes en el contexto organizacional.


En la película se aborda el tema de las organizaciones delincuenciales conocidas como mafias, en especial la Mafia Rusa, detonante de las acciones emprendidas por el protagonista Mc Call. Esta organización cuyo máximo representante es Puski, oligarca cuyo dinero y contactos políticos lo hacen “intocable” en el mundo, exhibe una estructura organizativa (alta gerencia, gerencia media, área operativa, seguridad) en negocios como la gasolina, el tráfico de armas y la trata de blancas; nichos de mercado y un poder amparado en la falta de ética de algunos funcionarios que forman parte de otras organizaciones e instituciones, políticas, judicial o de seguridad ciudadana.

    Sin embargo, estas mafias no podemos en ningún momento considerarlas dentro de una estricta definición de empresa y menos aún referirnos a la justicia, puesto que dentro de ese tipo de organización los individuos no poseen derechos ni se rigen por normas claramente establecidas.

Principios éticos  del Justiciero

Retomando la definición de ética planteada al inicio, en la película El Justiciero nos encontramos frente a un hombre, Mc Call cuya actuación podría estar enmarcada en la “conciencia del deber ser”, de la responsabilidad, la conexión entre “el bien ajeno y el propio”.

A lo largo de la historia, identificamos en el protagonista algunos rasgos de su personalidad como motivador, respetuoso, metódico, pulcro, organizado, detallista, ritualista y eficiente, incluso al decidir matar. Y aunque no conocemos con precisión su formación, presumimos que durante un largo período de su vida fue miembro de una organización del Estado americano encargada de velar por la seguridad nacional, de ahí el origen de su entrenamiento e incluso de su filosofía de vida, que aplica tanto en la empresa donde labora “Home Mart”, como en su interacción con las personas con quienes establece cierto nexo afectivo.

Una particularidad de este Justiciero del siglo XXI es el respeto al libre albedrío, que coloca a sus rivales en posición de decidir y hacerse responsables de sus decisiones. Lo vemos con Slavi, a quien se dirigió para  comprar la libertad de Alina, la prostituta que intenta proteger, y les dice “te ofrecí la oportunidad de comprar su libertad por 9.800 dólares…tu morirás ella continuará viviendo”.

Mc Call se desenvuelve en organizaciones disímiles que responden a su doble vida como gerente eficiente, en el día, y justiciero, igual de eficiente, en la noche. En cada contexto, hace uso de recursos muy diferentes, pero siempre apegado a su riguroso código de ética.  

En tal sentido podemos afirmar que es un hombre ético, que busca nivelar o superar situaciones límite, en lo laboral, promoviendo la superación personal de sus subalternos, y en  su incursión nocturna, actuando de manera legalmente poco ortodoxa ante hechos donde la justicia tradicional no responde. Aunque no estemos de acuerdo, la filosofía y los métodos que utiliza en un ámbito u otro, son altamente contrastantes y acordes al contexto en que se desarrollan las situaciones.

Si bien ante una problemática o meta existen diversas posibilidades para su abordaje, la conducta del protagonista de El Justiciero responde a su particular concepción ética. Una vez que pone en acción los recursos para superar una situación, queda poco espacio para revertir cualquier elección, por lo riguroso y extremo de sus métodos.

En su vida nocturna es difícil considerar a Mc Call, como un líder por su papel de justiciero. Es una actividad desarrollada en las sombras y que hace uso de métodos cuestionados por la ley. Sin embargo, en sus funciones como trabajador de “Home Mart” apela a mecanismos más aceptables, cónsonos con las prácticas organizacionales modernas.

El justiciero presenta dos extremos donde resalta el comportamiento ético del personaje. Cuesta identificarse con las situaciones nocturnas, de las que sale bien librado, y se justifican por las omisiones y debilidades de las instituciones encargadas de velar que existan atrocidades como la trata de blancas. 

El epígrafe del filme, "Hay dos grandes días en tu vida, el primero, el día en que naces y el segundo, el día en que sabes para que naciste", cuyo autor es Mark Twain, bien define la aparente dualidad ética de Mc Call, que se mueve por igual en el luminoso mundo de la tienda de ferretería y en los oscuros callejones, escenario de fechorías y maleantes, bajo una rigurosidad ética incuestionable.

Para Mc Call, hay personas con propósitos en su vida que están tratando de cumplir su sueño, trabajando duro, esforzándose, pero hay cosas, personas y situaciones que representan un obstáculo y no permiten alcanzar las metas. En estas situaciones entra en acción El Justiciero, en inglés denominado como "The Equalizer", cuya traducción literal sería "El Ecualizador", es decir: una figura que iguala las situaciones y ayuda a la gente que no tiene el nivel, los beneficios o son víctimas del abuso de poder.

Tomando en cuenta la pretensión de Mc Call de “igualar” situaciones, su figura puede ser considerada como la de un óptimo líder o gerente de una organización, pues trabaja con justicia organizacional, alegando que "cada quien tiene algo que hacer en el mundo". Su función es actuar como facilitador de esa oportunidad que requiere cada empleado o cada individuo para progresar.

El diablo viste de Prada: Liderazgo y cultura en una empresa de moda


    El Diablo Viste de Prada (David Frankel, 2006)) es una película que nos adentra en el mundo de la moda a través de Andrea "Andy” Sachs, una periodista recién graduada de la Universidad de Northwestern que logra ser asistente personal junior de la reconocida, exigente y temida editora en jefe de la influyente revista Runway, Miranda Priestly.

     Andy logra el cargo, frente a otras aspirantes que reflejaban el perfil ideal, en cuanto a imagen, para laborar en una empresa donde impera el glamour, a pesar de que, hasta entonces, su real vocación estaba dirigida hacia temas sociales, sin mayor interés en la moda, hasta el punto de no saber cómo se escribe Gabanna, apellido que acompaña a una reconocida marca. Sin embargo, la intuición, experiencia y visión le permiten a Miranda identificar en Andy algunas características cuyos frutos se evidencian a lo largo de la trama.

Gerencia y Liderazgo

    El conocimiento, el principio de autoridad, la disciplina, la motivación a través de los desafíos y retos; el control de las situaciones, la búsqueda de la excelencia en el negocio que dirige, y el poder que exhibe, permiten que identifiquemos en Miranda a un CEO cuya actuación trasciende y la convierte en líder no sólo a lo interno de la organización sino en el mundo de la moda y casas editoriales. Por ello, muchos desean tener en su currículo, la experiencia de haber laborado al menos durante un año con esta gerente, meta que se propone alcanzar Andy. 



        Cuando el cargo de Miranda está en juego porque su ambición, en la búsqueda de la innovación y la calidad, eleva de manera alarmante el costo de edición de la revista-, e intuye que la van a sustituir por su “rival”, Jaqueline Follet, hace uso del conocimiento del medio y su reconocida trayectoria para hacer una jugada estratégica y neutralizar la conspiración urdida contra ella. Decide dejar a un lado los afectos y el compromiso asumido con Nigel, Director de Arte, de proponerlo como Vicepresidente de la nobel empresa del diseñador James Holt y anunciar públicamente la designación de Follet.

    El prestigio alcanzado le permite a Miranda realizar una negociación privada con Irv Ravitz, el Presidente de Elias-Clark, la compañía que publica Runway, que incluye una lista de afamados diseñadores, modelos, fotógrafos, escritores, dispuestos a seguirla.

La Cultura no se decreta, se vive

       La transformación física que experimenta Andy, la poca comprensión por parte de su pareja y amigos al banalizar sus responsabilidades y el grado de entrega para alcanzar el éxito laboral; e incluso el velado reproche de su padre porque se mantiene en un empleo que dista de sus aspiraciones como periodista, ponen en evidencia la convicción de Andy de alcanzar su meta, no en balde Miranda le dice “elegiste abrirte camino. Si quieres esta vida, esas decisiones son necesarias”…


    Cada organización tiene rasgos culturales que la hacen diferente. En el caso de una revista como Runway, la imagen es vital porque su temática es precisamente la moda o como se lo hace entender Niegel a Andy, cuando ella estaba triste porque no recibía reconocimiento de su jefa…“trabajas en el lugar que dio a conocer a los artistas más grandes del siglo…Tú crees que esto es sólo una revista, es un faro luminoso de esperanza”…

     A partir de ese encuentro Andy asume como propia la cultura de la organización, modifica su imagen e integra valores como calidad, responsabilidad, excelencia y lealtad. Se esfuerza por ejecutar bien su trabajo, no le importa la exigencia y la entrega, situación que la lleva a tener conflictos con su pareja y amigos.


     Cuando se entera que pretenden sustituir a Miranda hace lo posible por advertirle, gesto que Miranda le agradece al reconocer que ambas se parecen. Al final, haciendo una excepción a su fría y arrogante personalidad, Miranda le confiesa,"… Veo mucho de mí en ti, tú ves más allá de lo que quiere la gente y de lo que necesita, y puedes elegir por ti misma"...Esta frase, a mi juicio, expresa uno de los atributos que describe a un gerente: la capacidad de percibir lo verdaderamente sustantivo en el negocio que maneja. 
     Esa afirmación hace que Andy retome su vida profesional hacia lo que realmente la apasiona, ahora con una recomendación de la CEO Miranda Priestly, que como cualquier mujer exitosa en el mundo laboral tuvo que superar los escollos de la discriminación y conductas sexistas para poner en práctica su visión organizacional que la posicionaron como líder.